Tecnología de los motores de polvo de hulla
Los motores que aparecen en Danza de Tinieblas no son máquinas de vapor, tampoco gasógenos, son motores de combustión interna en los que se usa como combustible el polvo de hulla finamente molido. Es una tecnología poco eficiente comparada con la de los actuales motores de gasolina o diesel. Un motor que use una mezcla combustible aire-polvo tendría muchos problemas de diseño que resolver. Un líquido se reparte con el aire de una manera más sencilla que las partículas sólidas, por muy finamente molidas que estén. No obstante, si esos problemas se resuelven mínimamente, el motor de polvo de hulla resultante sería mucho más eficiente que una máquinas de vapor con un peso y un volumen muy inferior.
Los motores de combustión externa, como la máquina de vapor, usan un gas a presión, el vapor de agua, para producir la expansión de un cilindro. Conexiones mecánicas tipo biela-manivela convierten ese movimiento lineal en giratorio.

La tecnología de la máquina de vapor y sus variantes puede llegar a crear motores muy potentes usando una tecnología relativamente sencilla. En el lado de las ventajas, que fueron determinantes para su desarrollo, está que no requieren materiales muy sofisticados para funcionar. Los romanos, y no digamos ya los chinos, podrían haber desarrollado máquinas de vapor con la tecnología metalúrgica que poseían.
También hay desventajas. Una de ellas es el rendimiento. Calentar el líquido para producir vapor externamente al cilindro supone un enorme desperdicio de calor. Además, la caldera y el líquido usado para producir el vapor añaden peso y volumen al conjunto motor.
Un poco por eso, otro poco por investigar, ya desde el siglo XVII hubo gente interesada en ese tipo de motores. Antes incluso de que la máquina de vapor comenzase su desarrollo, Christian Huygens investigó sobre motores de combustión interna en el plano teórico. Le puso números a la idea y ya entonces las cifras de rendimiento estimado eran mejores que las que se obtenían con otro tipo de tecnología.
El Pyréolophore fue un invento de los hermanos Niépce. Nicéphore Niépce (que después inventaría la fotografía) y su hermano Claude construyeron a principios del XIX un motor que propulsaba un barco haciendo explotar dentro de un cilindro una mezcla de aire, polvo de hulla y esporas del hongo lycopodium. No tenía un sistema de biela-manivela ni tampoco un cilindro propiamente dicho, pero bastó para impresionar a Napoleón quién tras una demostración les concedió una patente.
Jean Joseph Etienne Lenoir en 1863 construyó el primer motor de combustión interna auténticamente eficiente. Funcionaba quemando gas. A partir de ahí la idea se fue perfeccionando hasta llegar a los motores que todos conocemos.
En los cuentos y novelas de Danza de Tinieblas aparece un supuesto motor de polvo de hulla. La idea que he explotado se basa en que esa tecnología es compatible con la extracción de carbón y su procesado, tecnología más sencilla que la extracción y refino del petróleo. En Europa, incluso en españa, hay mucho carbón pero muy poco petróleo extraíble desde tierra.
En el mundo de Danza de Tinieblas el inventor de dicho motor es un tal Écija, y los motores de combustión interna que aparecen en la novela se llaman motores de ciclo Écija.
Poco a poco, según pasa el tiempo en el desarrollo de la ucronía, comienzan a evolucionar la tecnología y a aparecer motores de bencina. Mucho más parecidos a los motores modernos, consumen un extracto destilado de aceites minerales o petróleo parecido a la gasolina. Esos motores son los únicos susceptibles de usarse en aeronaves más pesadas que el aire por su relación potencia/peso y por cuestiones de fiabilidad.
En otro post hablaré de los artefactos aéreos que merecen un tratamiento a parte.

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